Para conservar en buen estado las setas recogidas es necesario poseer una mochila técnica adecuada y diseñada específicamente para este fin
Recoger setas es una de las actividades más practicada durante el otoño y parte de la primavera por los amantes de la naturaleza y el aire libre. Además del propio desafío que supone encontrar los boletus y otras especies, la posibilidad de aprovecharlos como alimento y el contacto con la naturaleza ofrecen a los seteros un escenario muy atractivo. Tanto si llevas tiempo practicando la recogida de setas como si estás pensando en iniciarte, debes saber que hay un elemento imprescindible para que la actividad sea un éxito: llevar el recipiente adecuado para la conservación de las unidades recogidas.
Por eso, a continuación vamos a hablarte de las características que debe poseer una mochila para mantener las setas en buenas condiciones durante la actividad y además cargar con ellas y transportarlas de manera cómoda y sin dolores cervicales o de espalda durante largas caminatas. ¡Toma nota!
Tabla de contenidos:
Características de mochilas
Material
En primer lugar, debemos elegir una mochila que soporte sin inmutarse las inclemencias meteorológicas. En este aspecto, hay que fijarse en el tejido externo, la última capa con la que está rematada la mochila. El ripstop es uno de los más adecuados gracias a su entramado de hilos gruesos que le otorgan una alta resistencia y evitan los desgarros en ambientes forestales. Además, es un material muy ligero y cómodo. Y por supuesto es repelente al agua, un aspecto imprescindible para evitar filtraciones a la mochila en caso de lluvia y que pueda dañar las setas recogidas.
Acolchado y ajuste
El acolchado y el sistema de correas deben ofrecer una comodidad absoluta a lo largo de toda la actividad, tanto al principio cuando la mochila esté vacía como al final cuando ya carguemos un cierto peso. Cerciórate de que al comprar la mochila cuenta con un respaldo amortiguado, mullido, que ofrezca comodidad al entrar en contacto con la espalda y la zona dorsal. Las correas de los hombros, la cintura o los pectorales deben ajustarse correctamente para sujetar la mochila de modo que no haya vibraciones al caminar y al mismo tiempo no nos oprima hasta el punto de generarnos incomodidad.
Jaula con malla
El factor más importante es sin duda la malla interior de la mochila, es decir, la “jaula” en la que guardaremos las setas a medida que las vayamos encontrando. Almacenar boletus en bolsas de plástico o las recurridas cestas de mimbre puede acarrear problemas de bacterias, ya que las setas no cuentan con espacio suficiente para respirar y además retienen demasiada humedad y, por tanto, pueden volverse tóxicas. Por eso es necesario que nuestra mochila esté diseñada específicamente para la recogida de setas y disponga de ese espacio para almacenar el producto, una red que cuente con orificios de ventilación y laterales resistentes, ya que las setas son frágiles y se rompen fácilmente si se “empujan”.
A este respecto, cabe destacar que la mochila para setas debe estar construida de modo que el suelo de la jaula (red de malla) debe permitir el paso de las esporas que las setas liberarán al ser recolectadas. Así se mantiene a los hongos en un estado óptimo y se evita tanto su descomposición prematura como alterar su sabor y textura.
Bolsillos adicionales
Por último, debemos tener en cuenta que la mochila disponga de bolsillos adicionales, lo que nos permitirá transportar repelente de insectos, un botiquín, comida, bebida o cualquier otra herramienta que sea útil tener en el campo. Si incorpora un espacio o compartimento para introducir el cuchillo será otro punto más a su favor.
Tipos de mochilas
La marca italiana Marsupio cuenta con una colección de mochilas diseñadas de manera específica para la recogida de setas. El modelo más alto de gama es el MARSUPIO FOREST 50 RF de 50 litros de capacidad y equipada con una red para la liberación de esporas acorde a la ley vigente. En este caso, la “jaula” se puede subir o bajar de altura según necesidades y en función de la cantidad de setas que llevemos en cada momento. Además, incorpora una estructura metálica muy ligera que garantiza la estabilidad de la mochila mientras caminamos o nos agachamos a recoger los boletus. Si retiramos esta estructura de metal podemos utilizar la Marsupio Forest 50 RF como una mochila de montaña clásica. Dispone de varios bolsillos frontales y laterales, y de una correa ajustable interna para lograr buen ajuste en los hombros y un asa de transporte.
Otra opción es la mochila MARSUPIO FOREST 40 PRO, con unas características, construcción y materiales muy similares a su hermana mayor, pero un peso muchísimo más reducido. El diseño es también parecido aunque en este producto encontramos cuatro compartimentos (uno de ellos específico para guardar documentos y otro con tejido aislante para llevar botellas de hidratación sin perder su temperatura), portabastones, refuerzos que aseguran una vida larga a la mochila y un volumen de 40 litros. Los bolsillos laterales, con cierre de cremallera, son más accesibles. Una mochila de muy alta calidad y notablemente más ligera que la 50 RF.
Por último, encontramos la mochila MARSUPIO FOREST 35 BIS, la más económica de las tres, y con 35 litros de capacidad. Diseñada también específicamente para recoger setas. Puede ser una buena opción para un principiante que esté buscando su primera mochila para iniciarse en esta actividad.
A continuación comparamos las tres según su peso y tamaño, dos características que en muchas ocasiones van a decidir el modelo ideal que necesitamos para nuestra recogida de setas.
▪ Marsupio Forest 50 RF: un peso de 2,6 kg y dimensiones de 53x35x28
▪ Marsupio Forest 40 PRO: un peso de 1,4 kg y dimensiones de 45x34x26
▪ Marsupio Forest 35 BIS: un peso de 1,2 kg y dimensiones de 40x33x27